Era tu paso rápido, firme y seguro, tu mirada diáfana y clara, tus manos tiernas y suaves guiaron mis pasos.
Inquebrantable protector, refugio del desamparado. Me enseñaste con ejemplo mas que con tus sabias palabras.
Seguro de una nueva patria, el poder, la fama y el dinero no lograron consumir tus dias. Te declaraste: ....... Pasajero caminante al servicio del hermano.
Te vi joven, resplandeciente, sonreías. En mi frente hiciste la señal de la cruz, la besaste. -Debo irme, dijiste. -Yo te sigo, respondi. -No, no es tu tiempo.
La oscuridad me trago
- Padre, necesito tu luz, estoy perdida.
Maria Fischinger@ 2009
¿Te acuerdas, papá?
Visite hoy tus rosas allá en tu lejana quinta… Los manzanos lucían sus azares cual novias al pie del altar. Trepe los frondosos ciruelos traídos de tierras lejanas y quise formar un ramillete de lirios, dalias, margaritas y alelíes que florecían por doquier para llevarlos al altar del niño Dios, como lo hacíamos ayer. ¿Te acuerdas que decías: “Las plantas son muy agradecidas si les das un poco de atención te responden con abundantes flores y frutas”? Pase cerca de las alcachofas estaban todavía inmaduras y me senté cerca del manantial que corría cantarín irrigando la tierra anteriormente infértil en la inhóspita meseta del Collao. ¡Con que empeño creaste tu vergel! Hoy lo busco sin encontrarlo... y tú … ¿Dónde te fuiste? te llamo, te busco … y no respondes..
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